“El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos
no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que
perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”
Madre Teresa de Calcuta (1910 – 1997).
“Si no perdonas por amor, perdona al menos por
egoísmo, por tu propio bienestar”
Dalai Lama (1935 - ). Líder espiritual del Tibet.
Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante
fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar.
Perdonar nos acerca más al camino del amor...
Perdona, para que sane tu alma...
Perdonar es el significado del verdadero amor...
sólo quien ama realmente, perdona.
Perdonar es decidirse a disfrutar la vida.
Perdonar es mirar al futuro sin guardar recuerdos del pasado.
El perdón es el perfume que despide una flor después de ser pisada.
Siempre es pronto para errar pero nunca tarde para perdonar...
Mira tu vida como una extensa obra con diversos actores;
entonces, perdona a cada uno y simplemente continúa tu
función. Cuando nos estancamos y no nos permitimos perdonar
y olvidar lo que otros nos hicieron, entonces vivimos una media
vida. Es solo la mitad, porque la otra mitad, la está viviendo toda
la gente del mundo en que existes. Cada uno de ellos, tiene
algo que aportarte en tu crecimiento como ser. Al reconciliarse
con los demás, en realidad lo está haciendo contigo mismo.
Estás abriendo una puerta y una ventana que son muy
importantes para tu progreso. Estás generando un entorno
de armonía y bienestar y permitiendo que otros también
se reconcilien a partir de tu ejemplo.
Cuando aprendes a perdonar dejas una gran mochila
que has cargado toda tu vida sin darte cuenta.
Perdonar, sanar, restaurar, renovar…
Porque existen recuerdos, situaciones, acontecimientos, personas, que más que huellas
han dejado heridas en el alma y se convierten en la piedra en el zapato que no nos deja
avanzar puesto que duele y lastima cada vez que intentamos amar… es
necesario, urge, aprender a perdonar…
¿Y qué es el perdón?... Es la medicina que sana el dolor del alma, es
el sentimiento que devuelve la esperanza, es el milagro que renueva o
restaura, es la magia que nos permite recordar sin sufrir, y muchas veces olvidar aquello
que tanto nos hizo llorar, nos robó la fe, en el amor, en la amistad, en
Dios, en uno mismo o en los demás…
Por ello debemos aprender a perdonar; quizás a Dios, no porque haya
hecho algo mal… sino por aquello que lo hemos de culpar: enfermedades, accidentes,
consecuencias de los errores de la humanidad, infertilidades, hijos con
características no esperadas, abundancias o carencias, inconformidades propias
que nos impiden encontrar la paz. Hacemos de nuestra oración un muro de lamentos,
nos alejamos de El porque no logramos entender o discernir cuál es
su Voluntad, le culpamos de los errores de otros…
Para poder renovar nuestro interior, es preciso liberar de toda culpa a
Dios, aprender a descubrir y experimentar su inmenso amor y
encontrar en él la sanación interior…
Hay casos en los que nos cuesta reconocer, que es a nosotros mismos a los que
debemos perdonar; porque nos culpamos de muchas de las cosas que pasan a
nuestro alrededor, juzgamos muy severamente nuestros errores, nos atormentamos
por lo que dejamos de hacer o hicimos mal; divorcios, muertes, separaciones,
palabras dichas y otras que no se dijeron, flores marchitas, historias de amor y amistad
que no lograron terminar de escribirse o que tuvieron un triste final…
Y nos quedamos estancados en el pasado sin poder avanzar; negándonos la oportunidad
de empezar de nuevo, liberarnos, restaurar, renovar…
Perdonarnos, es ser capaces de aceptar e indultar nuestra propia
humanidad; pasar la hoja, atrevernos a escribir un
nuevo capítulo de nuestra historia personal.
Para encontrar la paz del alma, hace falta perdonar también a los
demás; la palabra que dolió, la traición que golpeó, la acción que la vida destrozó,
el abandono que dejó vacíos internos, la omisión, la indiferencia, los acosos, el cansancio,
la fragilidad humana del otro que tanto hirió, que robó la fe, la esperanza de creer
en el amor, en la amistad, aún en el mismo perdón…
Perdonar al otro es liberarnos de sentimientos que causan mucho más
dolor; porque nos encasillan en hechos que ya pasaron, en tormentas que cesaron, en
diluvios y terremotos que aunque arrasaron con lo mejor de nosotros mismos, no todo
se lo han robado; porque mientras nuestro corazón siga latiendo, tenemos la
oportunidad de seguir viviendo, restaurando lo que está destruido, renovar el
corazón herido, devolviendo la fe y la paz que se había perdido…
El perdón sale de nosotros mismos, de nuestra capacidad de amar, de
volver a empezar… El aprender a perdonar surge de esa experiencia que tengamos
del amigazo Dios que nos enseñó a perdonar, saldando El mismo todas nuestras
deudas, liberándonos de toda culpa, regalándonos la nueva vida en el Amor que a
diario nos manifiesta, en esa cruz, que más que condenarnos nos redime y nos libera…
Perdonar es empezar de nuevo, amar con tanta intensidad que hagamos del perdón
El milagro que restaure nuestra vida, le devuelva la paz y la esperanza perdida; y
nos llene de fuerza y fe para hacer nuestros sueños realidad….
Por ello, revisa tu interior y piensa: ¿Qué te hace falta perdonar?
¿Qué te impide avanzar?... ¿Estás listo para empezar de nuevo, reparar, restaurar, renovar?...
Solo Dios nos da esa capacidad de perdonar; de El recibimos y
aprendemos el perdón que le devuelve la paz al corazón…
Cada día en nuestra oración repetimos: Perdónanos como perdonamos…
digámosle también, enséñanos a perdonar como Tu nos has perdonado…
Así Sea…
AUTOR: KARY ROJAS
Aprender a Perdonar, aprender a evolucionar...
Atención: Este ritual es MUY poderoso y actúa directamente en nuestro Ser
y en nuestro camino, por lo tanto, debe realizarse cuando REALMENTE se sienta en
el interior y cuando veamos que es el momento, no por la sencilla razón de estar
expuesto aquí debe usarse a la ligera y sin responsabilidad.
Adecuado para liberar energías que nos tienen atados y que no nos permiten
evolucionar, son varias las emociones que podemos sentir, entre ellas:
* Culpas, (yo no me siento merecedor de...)
* Sentimientos de inferioridad (mi padre-madre no me han valorado suficiente en mi niñez).
* Resentimientos (me he sentido tratado injustamente...).
* Dificultad de relacionarse adecuadamente, con la pareja (revisar la relación
con padre-madre y liberarla a través del perdón), etc...
Premisas básicas antes de cualquier ritual:
Encender una vela y un incienso.
Abrir el ejercicio con el mudra de alineamiento: Mano izquierda, dedos índice y pulgar juntos.
Yo soy equilibrio en acción. Pido energía de purificación. Abro mi canal a la Luz. Pido
a mi vehículo superior que tome el mando de mis vehículos inferiores par hacer este ejercicio.
Visualizo a la persona delante de mí y detrás de ella el Consejo de Ancianos o Tribunal Kármico.
Yo invoco a la Ley del Perdón y a través de ella yo te pido perdón:......por todo pensamiento,
sentimiento, palabra o acción incorrectos emitidos hacia ti y por todo daño que
te haya causado en ésta o en otras vidas.
(Hacer una pausa y observar si hay alguna sensación o molestia en el cuerpo, porque
se están liberando las energías de limpieza, si la hay pasar la mano como
recogiéndola y limpiarla sobre el fuego de la vela para purificarla).
Yo invoco a la Ley del Perdón y a través de ella yo te perdono:..... Por
todo pensamiento, sentimiento, palabra o acción incorrectos que hayas emitido
hacía mi y por todo daño que me hayas causado en ésta o en otras vidas.
(Hacer una pausa y observar si hay alguna sensación o molestia en el cuerpo, porque
se están liberando las energías de limpieza, si la hay pasar la mano como
recogiéndola y limpiarla sobre el fuego de la vela para purificarla).
Yo invoco a la Ley del Perdón y a través de ella yo me perdono: a mi mismo/a por todo
pensamiento, sentimiento, palabra o acción incorrectos que haya emitido hacia:........y
hacia mí mismo/a y por todo el daño que le haya causado y
me haya causado en ésta o en otras vidas.
(Hacer una pausa y observar si hay alguna sensación o molestia en el cuerpo, porque
se están liberando las energías de limpieza, si la hay pasar la mano como recogiéndola
y limpiarla sobre el fuego de la vela para purificarla).
Yo te doy la libertad y me libero de mi mismo/a y pongo en
manos del Consejo Kármico nuestra situación.
Gracias por todo lo que he aprendido de ti y de nuestra relación.
Visualizar el símbolo del infinito ∞ entre los dos en color violeta y
luego luz dorada que nos baña a los dos.
Cerrar el ejercicio con el mudra del alineamiento: Mano
Ejercicio de perdón
Para el proceso de perdonarte a ti mismo es recomendable la práctica de la meditación
diaria, en un lugar donde puedas estar en silencio y no seas molestado por lo menos
durante veinte minutos. Haz que este tiempo sea especial para ti; toca una música
suave y relajante que te guste; quizá quieras encender algunas velas y prender
incienso. Haz lo que tú consideres que te ayuda a estar en paz y centrado.
Cuando empieces esta meditación, manifiesta tu intención de estar dispuesto a
liberar todo dolor, culpa y vergüenza de tu cuerpo y de tus sistemas energéticos, y
llama a las Fuerzas de Luz en el Universo para que te ayuden en este trabajo de liberación.
Cierra tus ojos, tranquiliza tu respiración e imagina una luz blanca dorada brillante
que entra en tu cuerpo a través de tu corona. Gradualmente lleva esta luz, con tu
respiración, a cada parte y a cada célula de tu cuerpo, y visualiza cómo las energías
densas y grises son liberadas y limpiadas por esta luz.
Finalmente, agradécete a ti mismo y agradece a la luz por la
transformación que acaba de tener lugar.