Un hombre había sembrado trigo en su campo, pero mientras que
todos dormían, su enemigo vino y sembró cizaña en medio del
trigo, ¿Quién es este enemigo del cual habla Jesús en la
parábola del trigo y la cizaña, y en qué nos concierne? En
realidad, este enemigo está en el hombre, y ¡con qué
fervor
intenta destruir el trabajo de aquéllos que han decidido
convertir todo su ser en una tierra fértil! Se inventa la manera
de introducir gérmenes nocivos; tiene donde escoger: puede ser
el orgullo, la sensualidad, la codicia, la vanidad, la ira… Y
¿cómo es que lo consigue? Porque, como en la parábola, la
gente «duerme», no está vigilante.
Procura pues identificar ese enemigo interior que intenta
colarse en ti para destruir tus buenos proyectos.
Estudia los métodos que utiliza y entonces estar'as prevenido
con anticipación de su llegada. Pues cada vez que se acerca este
enemigo, hay signos precisos que te advierten, un pensamiento,
una sensación. Y si cada vez te conviertes en su victima, esto
quiere decir que no intentas analizarte, que te paseas por la
superficie de tu ser, que esperas que lleguen los grandes
sufrimientos para empezar a preocuparte de lo que pasa en
ti. Ahora que ya estas prevenido, intenta observarte
mejor con el fin de ver los hilos imperceptibles que unen
tus diferentes estados interiores. "
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)