"Admirar, maravillarse de algo o de alguien, es una necesidad que experimentan todos los humanos, porque maravillarse es una sensación que da un color, un gusto a la existencia. Pero es preferible que aprendan primero a maravillarse de lo esencial, es decir, de la luz, de la sabiduría y del amor divinos. Que se maravillen después, si lo necesitan, de ciertas criaturas humanas, pero sólo en la medida en que éstas expresen y les revelen la Divinidad. Éste es un criterio que todos deben tener.
Admirad, pues, maravillaos todos los días de los objetos y de los seres, pero manteniendo siempre este criterio. Porque, si no, os arriesgáis a pagarlo muy caro. Os apegaréis a alguien que habrá sabido seduciros, pero que sólo va a traeros tinieblas, turbación; y, una vez que estéis totalmente abatidos, os abandonará y se irá a buscar otras nuevas víctimas para arrancarles sus siete pieles. Sí, así son las cosas en el mundo, porque los humanos no saben lo que deben apreciar y admirar en los demás para poder estar siempre maravillados."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)
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