Tal vez porque sentí una y mil veces en mí,
la debilidad humana, que me hizo morder el polvo,
entonces es que me siento cercano y comprensivo
de las miserias de los otros.
Tal vez porque puedo experimentar el cariño
de mucha gente, entonces puedo saber
que el amor de Dios es grande, pues se encarna
a través de esas pequeñas muestras.
Tal vez porque muchas veces me sentí
perdonado, entonces pude abrir mi corazón
para saber perdonar a todos los que me hirieron.
Tal vez porque desperdicié mucho tiempo,
en cosas intrascendentes, entonces ahora,
me pesa cada minuto que pierdo,
y valoro cada instante de esta vida
que Dios me ha concedido.
Tal vez porque vi a mi querida Patria,
sufriendo los desatinos de sus autoridades,
entonces comprendí que debo pensar
en mis deberes cívicos.
Tal vez porque en mi hogar, nunca sobró
ningún bien material, entonces ahora sé
el esfuerzo que cuesta conseguirlos.
Tal vez porque vi la santidad y el heroísmo
oculto de muchas personas, que se jugaron
por lo que creían, entonces conocí el valor
de los ejemplos, que dicen más que mil palabras.
Tal vez porque, lo que leí sobre la historia
del hombre, me enseñó de sus grandezas
y de sus miserias, entonces comprendí
que dentro de nosotros, somos capaces
de la ruindad o la magnanimidad.
Tal vez porque observé muchas obras
inconclusas, con su carga de fracasos
y frustraciones, intuí que la constancia,
es el sostén de toda obra perdurable.