Supongamos que has emprendido la construcción de una casa.
Al cabo de algún tiempo, te das cuenta de que te falta dinero
para terminarla. Pides un crédito a un banco y éste, (que no
es estúpido), se informa para saber si podrás reembolsar el
dinero que deseas pedirle prestado. Si los informes son buenos,
te adelanta la suma necesaria. Pues bien, la gracia divina
también actúa de esta manera. Desciende sobre ti después
de haberse informado: ha visto que, en otras encarnaciones,
trabajaste para el bien. Momentáneamente te encuentras
limitado, en un callejón sin salida, pero teniendo en cuenta
tus encarnaciones pasadas, te da crédito, te presta dinero.
La gracia no es ni injusta ni ciega como muchos se imaginan: para
poder recibirla un día, es preciso haber trabajado durante mucho
tiempo para merecerla."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)