La vida empieza a tener sentido cuando ayudas a otro a ponerse de pie y a andar. Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y notas que no estás solo, a pesar de estar en el desierto.
Cuando miras al cielo y ves las estrellas palpitar, comprendes que no estás solo, comprendes que la vida es mucho más que el simple palpitar de tu corazón.
La vida tiene sentido cuando andas, cuando evolucionas y no dejas tras de ti amargura.
Cuando tras de ti has dejado alegrías, amigos y hermanos; cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido, es cuando la vida tiene sentido.
Si tras de ti has dejado odio, esas serán las raíces que en el futuro darán frutos amargos; si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces y serán tu alimento en el andar de cada día.
Apoya tu mano sobre el hombro de aquellos que andan contigo, porque si te sientes débil ellos te levantarán, y si te sientes fuerte andarás más de prisa.