La Segunda Triunidad —la triunidad del poder-modelo, ya se trate de un diminuto ultimatón, una estrella llameante o una nébula en remolino, aun del universo central o de los superuniversos, desde la más pequeña hasta la más grande de las organizaciones materiales, siempre el modelo físico —la configuración cósmica— se deriva de la función de esta triunidad. Esta asociación consiste en:
1. El Padre-Hijo.
2. La Isla del Paraíso.
3. El Actor Conjunto.
Los agentes cósmicos de la Tercera Fuente y Centro organizan la energía; la energía está formada según el modelo del Paraíso, la materialización absoluta; pero detrás de toda esta manipulación incesante está la presencia del Padre-Hijo, cuya unión activó por primero el modelo original del Paraíso en la aparición de Havona, concomitante con el nacimiento del Espíritu Infinito, el Actor Conjunto.
En la experiencia religiosa, las criaturas se ponen en contacto con el Dios que es amor, pero tal discernimiento espiritual no debe eclipsar jamás el reconocimiento inteligente del hecho universal del modelo original que es el Paraíso. Las personalidades del Paraíso involucran la adoración voluntaria de todas las criaturas mediante el poder sobrecogedor del amor divino y conducen a todas estas personalidades nacidas del espíritu a las delicias excelsas del servicio interminable de los hijos finalistas de Dios. La segunda triunidad es el arquitecto del escenario espacial en el cual se desarrollan estas transacciones; ella determina los modelos de la configuración cósmica.
El amor puede caracterizar a la divinidad de la primera triunidad, pero el modelo original es la manifestación galáctica de la segunda triunidad. Lo que la primera triunidad es para las personalidades evolutivas, la segunda triunidad es para los universos evolutivos. El modelo y la personalidad son dos de las grandes manifestaciones de las acciones de la Primera Fuente y Centro; y aunque sea muy difícil de comprender, es sin embargo verdad que el poder-modelo y la persona amante son una y la misma realidad universal; la Isla del Paraíso y el Hijo Eterno son revelaciones iguales pero antípodas de la naturaleza insondable del Padre-Fuerza Universal.