Centrarse en el Amor.
Ése es el camino recto hacia Dios,
un camino que se halla presente
en todas partes y que todos pueden recorrer.
Al principio, el amor se ve como algo dualista:
por ejemplo, el que ama y aquello que es amado.
El amor comienza siendo condicional, sentimental,
pero luego progresa.
Da la impresión de que el amor es una forma de ver,
de experimentar e interpretar la vida.
Más tarde, da la impresión
de que es un estado del Ser.
La misma vida se convierte en la expresión del amor,
y ese amor es el camino que nos lleva
a darnos cuenta de que la propia vida de uno es amor.
Al final, nos damos cuenta que la divinidad del amor
nos transforma la percepción en visión espiritual,
y la presencia de Dios como "Todo lo que es"
se hace autorreveladora.
Toda la existencia irradia divinidad de su esencia
como creación, que es la manifestación del amor de Dios"
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Del libro "El ojo del yo"