Cristo dijo: "Dejad que brille vuestra Luz". A la visión espiritual, cada ser humano aparece como un
haz de luz, de variado colorido, según el temperamento, y de mayor o menor resplandor en proporción a la
pureza de carácter. La ciencia ha descubierto que toda la materia está en un estado de fluidez, que las
partículas de que está compuesto nuestro cuerpo, decaen continuamente y son eliminadas del sistema para
ser reemplazadas por otras que permanecen un corto espacio de tiempo hasta que también se descomponen.
Igualmente ocurre con nuestro humor o talante, nuestras emociones y deseos, que cambian a cada momento,
dejando su lugar las antiguas a las nuevas en interminable sucesión.
Por lo tanto, también tienen que estar compuestos de materia y sujetos a leyes iguales a las que rigen
las substancias físicas visibles.
Incluso podemos, y así lo hacemos constantemente, cambiar nuestras mentes; podemos cultivarla
hacia una u otra dirección, a nuestro libre albedrío, del mismo modo que podemos desarrollar los músculos
de los brazos o de las piernas, o podemos dejar que se atrofien los miembros. Por cuyo motivo también la
mente tiene que estar compuesta de una substancia maleable. Pero el ego, el pensador, nunca pierde la
identidad del "Yo". En los dos casos, lo mismo en la infancia que, en la vejez, este "Yo" permanece igual,
indiferente a los, cambios de pensamientos, sensaciones, emociones y deseos. Aunque, el cuerpo que
usamos como vestido, cambie a medida que pasan los años, "nosotros" somos eternamente los mismos.
La virtud o el poder de mutación de la materia y la disipación de la forma, es la base de todo
progreso espiritual, no obstante; pues si la materia fuese inmutable como el espíritu lo es, no existiría
posibilidad alguna de adelanto. Hasta que no cesemos en dejarnos arrastrar por la corriente de la vida, y no
gobernemos conscientemente el flujo y reflujo de la materia dentro y fuera de nuestro ser, seremos juguete
de las circunstancias. Por consiguiente, cuando un rayo de Marte se proyecta en cierto ángulo sobre los
átomos de nuestro cuerpo, sentimos toda la agresividad que lleva en sí. Por otra parte, un rayo de Saturno
nos produce depresión de ánimo, nos llena de tinieblas y de espantosos presentimientos. Pero a medida que
evolucionamos, y llegamos a la comprensión del "misterio, de la luz, del color y de la, conciencia", vamos
aprendiendo, gradualmente a gobernar nuestras, estrellas. Luego, por medio de la conformidad a las leyes,
de la naturaleza, nos convertimos en dueños de nuestro propio destino; y es de importancia vital el que, sean
cuales fueren los aspectos que rijan en cualquier época, afirmemos siempre nuestra individualidad y
digamos:
"No importa cuán estrecho sea el camino
Ni con cuantos castigos esté mi vida abrumada.
"Yo" soy el dueño de mi sino;
"Yo" soy el capitán de mi alma."
La magia negra se está practicando mucho mis comúnmente de lo que uno se podría suponer, algunas veces
completamente inconsciente, pues la línea divisoria puede consistir únicamente en el motivo. No obstante, si
abusamos de nuestro conocimiento superior, aunque seamos más refinados en la satisfacción de nuestras
pasiones, el resultado parece que será ciertamente desastroso. En el estado actual, la fuerza vital (excepto la
cantidad insignificante que pueda ser requerida para la propagación de la raza) debe ser transmutada en
fuerza de alma. Continuemos, pues, insistentemente en el camino de la pureza para que no nos veamos en
situación más critica que la que están atravesando esos seres humanos degenerados que vemos como
esclavos de Lucifer en la cocina de las brujas, como se representa en el mito de Fausto.
Si en algún momento somos asaltados por pensamientos impuros, volvamos inmediatamente nuestras
mentes hacia otros temas alejados de la sensualidad.
Sobre todo, respetemos las leyes de nuestro país que requieren la ceremonia previa del matrimonio a la
unión matrimonial, pues aunque las palabras de esta ceremonia no hacen que se compenetren las gentes, son,
sin embargo, convenientes, pues nosotros no debemos ofender la común decencia viviendo juntos sin
ceremonia de desposorio. Aquellos que se hallan sobre la ley rinden perfecta obediencia a ésta, como lo hizo
Cristo, pues cuando nosotros respetamos y cumplimos con todas las leyes sin rebelión, porque obrar así es
correcto, entonces nos hemos elevado sobre la ley y no estamos ya más tiempo sometidos a esclavitudes ni
obligaciones.
EI estar absolutamente seguros acerca de esta cuestión es de vital importancia. Para muchos que
accidentalmente entran en el Mundo del Deseo, tales como los médium, por ejemplo, están cegados por la
ilusión y la alucinación debido a su incapacidad para conocer la verdad. Además, los Hermanos Mayores de
la Orden Rosacruz dan a los probacionistas una definida y científica enseñanza sobre este punto y con objeto
de preservarles del peligro indicado más arriba les someten a una prueba determinada y real antes de admitir
a ninguno de ellos para el discipulado. Todos deben alcanzar determinada puntuación en esta materia.
Acaso sorprenda a los lectores que no se reserve esta discusión para los probacionistas o discípulos, pero la
Fraternidad Rosacruz no cree en secretos ni misterios. Todo aquel que quiera puede calificarse para
cualquier grado y esta calificación no es una cuestión de forma, sino como consecuencia de vivir la vida.
Con respecto a la primera parte de la pregunta, "¿donde buscaremos la verdad?", diremos: Hay solo una
contestación: dentro. Esto es absolutamente un asunto de desarrollo moral y la promesa de Cristo de que si
vivimos la vida conoceremos la doctrina, es verdadera y exacta en su sentido mas lato y literal. Nunca se
encontrará la verdad por el mero estudio de mis libros o los de cualquiera otro. Mientras que se corra detrás
de maestros externos, yo mismo u otro cualquiera, el aspirante se halla perdiendo lastimosamente el tiempo
y la energía. Los libros y los maestros pueden, quizás, elevar y aumentar el interés del investigador e
impelerle a vivir la vida, pero únicamente en la medida que este convierta los preceptos de aquel en una
parte de su ser interno, se está investigando en la dirección conveniente. EI Hermano Mayor -de quien yo,
quizás, equivocadamente, hablo como si fuera un maestro - nunca me ha enseñado directamente, desde el
primer corto periodo, cuando lo que está contenido en el Concepto Rosacruz del Cosmos, fue dado, y en el
año pasado aprendí la lección de no hacer preguntas, pues he notado, que cuando quiera que obro así, él,
simplemente, me da una indicación o insinuación del modo en que por mi mismo puedo alcanzar el
conocimiento que busco. Ahora, en vez de hacerle preguntas le pido la orientación para poder solucionar el
problema. Así, pues, puede verse que por el uso de nuestras facultades, por las cuales nos podemos
comparar con los talentos de que habló Cristo, es el medio de alcanzar la información más valiosa para
nosotros.
La segunda parte de la pregunta, "¿Cómo podremos conocer la verdad?", quedará contestada del mejor
modo si remitimos al lector al ejercicio nocturno relatado en la Lectura nº 11, "Vista y percepción
espiritual”. Este ejercicio puede ser realizado por cualquiera persona sin que tenga que ser forzosamente un
probacionista de nuestra Fraternidad. El maestro dijo en el momento de darlo, que si se pudiera conseguir
que la persona más depravada del mundo realizara este ejercicio fielmente durante seis meses, la tal persona
quedaría reformada permanentemente, y todos aquellos que lo realizan fiel y exactamente han visto que
agudiza todas las facultades mentales, especialmente la memoria. Además, por el juicio imparcial de uno
mismo, noche tras, noche, se aprende a discernir la verdad del error en extensión y grado, tan grande que no
es posible conseguir por ningún otro medio. No todos nuestros estudiantes pueden sentirse inclinados a
hacerse probacionistas y por nuestra parte nunca insistiremos sobre ninguno para que haga nada en la
Escuela de Sabiduría Occidental. Pero si se quiere realmente conocer la verdad, nosotros recomendamos
sincera y honradamente este método. Este ejercicio desarrolla una facultad interna que, no importa cual
argumento o manifestación se hace al que lo sigue, una vez que ha desenvuelto tal facultad, conoce
inmediatamente si lo que se le dice suena como verdadero o vicever
EL CONOCIMIENTO ES UNA GRAN RESPONSABILIDAD
Hay evidentemente mucha responsabilidad para el que sabe, y cuanto más sabemos tanto
mayor es nuestra responsabilidad; esto está muy claro. Pero mirándolo desde el punto de vista
aun más profundo de la ciencia oculta, hay una responsabilidad para el que sabe, que la
humanidad en general no apercibe, y es esta fase especial de responsabilidad de la que
deseamos tratar aquí.
Mabel Collins asegura que la historia relatada en su libro "La flor y la fruta, o la historia de
Fleta, un Mago Negro", es una historia auténtica. Ella dice que el asunto de su historia llegó a
sus manos desde un país muy remoto y de una manera muy extraña; y desde el punto de vista
de aquel que