“Una personalidad que conoce a Dios y que desea hacer su voluntad, que tiene discernimiento espiritual, es divinamente estable y eternamente existente"
Libro de Urantia. Pág.1303
“Como súbditos de este reino, en verdad debéis escuchar la ley del Gobernante Universal, pero, cuando, gracias al evangelio del reino que Yo he venido para declarar, vosotros descubrís por la fe, que sois hijos, de allí en adelante no os consideraréis como criaturas sujetas a la ley de un rey todopoderoso, sino como los hijos privilegiados de un Padre amante y divino. En verdad os digo, que cuando la voluntad del Padre se hace verdaderamente vuestra voluntad, entonces estaréis vosotros en verdad en el reino, que se ha tornado de esta manera, en una experiencia establecida en vosotros” 1589.
Es muy diferente saber, que decidirse a vivir la experiencia de sentirse hijos de Dios y saber que como tales "nada de lo que se hace es ordinario"2049 porque al encontrar el significado más allá de la apariencia da una gran paz interior.
“Una personalidad que conoce a Dios y que desea hacer su voluntad, que tiene discernimiento espiritual, es divinamente estable y eternamente existente. La gran aventura universal del hombre, consiste en el tránsito de su mente mortal desde la estabilidad de la estática mecánica a la mecánica espiritual de la divinidad y logra esta transformación por la fuerza y la constancia de sus propias decisiones y que afectan su personalidad, declarando en cada una de las situaciones de su vida, Es mi voluntad que se haga tu voluntad” 1303.
“Esta elección de la criatura, no es un rendimiento de su voluntad, sino que es una consagración de la voluntad, una expansión, una glorificación y un perfeccionamiento de la voluntad, tal elección eleva a la voluntad de la criatura del nivel de significado temporal, a ese estado más elevado, en el que la personalidad del hijo mortal, comulga con la personalidad del Padre espíritu” 1221.
Formando de esta manera un Todo indivisible, que va más allá de lo imaginable por nuestra mente finita....pero que nuestro Espíritu residente nos lo permite "sentir " en la omás íntimo de nosotros.
yolanda silva solano