Los escaparates están llenos de luces y regalos tentadores, que exprimen nuestros escuálidos bolsillos, pero ... que importa endeudarse, total Navidad es sólo una vez en el año...hay que quedar bien con todos... ¡Que bueno sería si nuestra motivación no fuese motivada por el consumismo ciego, ni por quedar bien, sino que las compras las hiciéramos motivados por el amor... Por ese amor que Jesús nos trajo al querer ser uno de nosotros, para comprender nuestras angustias y también nuestras alegrías, porque "el verdadero Dios no está lejos, es parte nuestra, porque el Padre vive en el Hijo."
Con el correr del tiempo hemos olvidado, el por qué de esta fiesta, ella ha perdido tanto su verdadero sentido, que ahora, la celebran moros y cristianos.! Sería hermoso si esto, se debiera a que el mensaje de Jesús, de paz y amor se está viviendo y que la hermandad entre todos los hombres fuese realidad, pero bien sabemos que no es así, porque ni siquiera entre los cristianos reina la paz verdadera, y es natural que así ocurra porque Jesús decía “he venido a traer paz a la tierra, pero cuando los hombres rechazan mi don, se producen divisiones y alborotos” 1682.
Hoy más que nunca, es preciso que los que nos consideramos seguidores de Cristo, vivamos una Navidad diferente, que le demos el verdadero sentido al cumpleaños de Jesús, que para que nuestros actos obedezcan al espíritu que El tuvo al hacerse hombre, porque no es posible "regocijarse en la paternidad de Dios, si se rechaza la fraternidad de los hombres"
1454
Y esa fraternidad no se demuestra tanto en el hacer grandes regalos, sino en el amor y la intención que tengamos al hacerlos...Tal vez si en vez de hacer regalos costosos sólo para aparentar, los hiciéramos con más amor que dinero, serían mejor recibidos, porque el amor es una vibración que se trasmite, “el amor es contagioso” por eso, la persona recibiría nuestra vibración como el verdadero presente. Así podríamos ahorrar dinero, para entregarlo a un niño, a un anciano, quienes están llenos de necesidades y carentes de amor.
yolanda silva solano