La Navidad simboliza el ascenso de la religión que el hombre ha creado, buscando ayuda para encontrar la paz.  Es un día sagrado, aún cuando no es el cumpleaños de Jesús.  Ella representa  los esfuerzos del hombre, sus supersticiones y la realización de sus sueños, pero también su hambre de Dios.  ¡La Navidad es el hombre haciendo preguntas, el 21 de agosto es la respuesta! porque Jesús vino a cambiar el temor de Dios, por la amistad con Dios... porque “no hay aventura más apasionante en el curso de la existencia mortal, que el regocijo de actuar como socio de la vida material que se une con la energía espiritual y la verdad divina, en una de sus luchas victoriosas contra el error y el mal” 1430.

 Entreguemos  mucho amor y mucha paz y armonía para que las luces del árbol de Navidad sigan alumbrando no sólo la estancia, sino especialmente nuestras almas para que seamos capaces de irradiar la verdadera religión “que inspira al hombre a vivir valerosa y alegremente sobre la tierra, porque combina la paciencia con la pasión, la compenetración con la dedicación, la simpatía con el poder y los ideales con la energía” 1093 porque "si amamos a nuestros hermanos como Jesús nos ama, entonces todos los hombres sabrán que nosotros somos sus hermanos. 1125” .

No olvidemos que las palabras se las lleva el viento, por eso hay que reforzarlas con los hechos, con las experiencias personales. Más que nuestras palabras, son nuestras acciones las que pueden dejar una huella indeleble en los otros, porque “si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra es vivir de modo tal, que el Padre pueda revelarse en nuestras vida, así todas las personas que buscan a Dios, verán al Padre y pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios, que de ese modo encuentra expresión en nuestra vida” 1466.

Seguramente, la gran mayoría de nosotros, anoche tuvo la hermosa experiencia de regalar y ser regalado, hoy agradezcamos a nuestro Padre, lo mucho que hemos recibido... no todo el mundo tiene esa posibilidad... son muchos los padres y las madres abandonados por sus hijos... muchos los abuelitos que están en un asilo... muchos los enfermos que sufren en las salas de los hospitales... muchos los pobres que carecen de todo..., es bueno pensar en esto, no para empañar la Nochebuena que hemos pasado, sino para darnos cuenta de lo mucho que tenemos y que muchas veces no somos capaces de valorar... y que por lo mismo no agradecemos a Dios.

Que la paz y la alegría de la Nochebuena perdure en el alma de todos nosotros, porque “una felicidad en crecimiento constante es siempre la experiencia de todos los que están seguros de Dios” 1766.

yolanda silva solano