Las necesidades pueden ser satisfechas, pero los deseos no. El deseo es una necesidad que se ha vuelto loca. Las necesidades son simples, provienen de la naturaleza. Los deseos son muy complejos; y no provienen de la naturaleza, sino que son creados por la mente. Las necesidades son del momento, son creaciones de la propia vida. Los deseos no son del momento, siempre pertenecen al futuro. No son creaciones de la propia vida, son proyecciones de la mente. Los deseos son proyecciones, no son necesidades reales. Eso es lo primero que hay que entender, y cuando más lo entiendas, mejor.
¿Qué es el deseo? Es el movimiento de la mente hacia el futuro. La necesidad pertenece a este momento: tener hambre es una necesidad que tiene que ser satisfecha. Y puede serlo, no es problema. Si estas sediento, lo estas aquí y ahora, y por lo tanto hay que buscar agua. Debe satisfacerse, es una necesidad de la vida. Pero los deseos no son así. Cuando se desea ser presidente de un país no se trata de una necesidad, sino de una ambición, es una proyección del ego en el futuro. O bien se desea el cielo; eso también pertenece al futuro. O se desea a Dios; y eso también pertenece al futuro. Recuerda, las necesidades son siempre aquí y ahora, son existenciales. Y los deseos nunca son de aquí y ahora, son no existenciales. Son únicamente mentales, pertenecen a la mente. Y no pueden ser satisfechos porque su naturaleza es ir hacia el futuro.
Son como el horizonte. Da la impresión de que hay un lugar cercano donde el cielo y la tierra se unen: es tan aparente que uno puede ir allí andando. Pero se puede caminar durante toda la vida y la distancia será la misma; el cielo y la tierra se encontrarán en algún lugar más adelante. Pero nunca se llega a tal sitio, al punto en que se unen cielo y tierra. Nunca se unen. Solo es una apariencia, lo que los hinduistas denominan maya: lo parece, pero no lo es. Lo parece si se mira a lo lejos. Cuanto más te acercas más te percatas de que no es así. El horizonte se aleja más, y la distancia sigue siendo la misma.
La distancia entre tu y tu deseo siempre es la misma. ¿Cómo satisfacerlo? Si deseas diez mil rupias, puede que las tengas algún día, pero para entonces, el deseo ya estará diez mil veces por delante. Tienes mil rupias; el deseo pedirá diez mil. Cuando tengas diez mil, el deseo pedirá cien mil. La distancia continuará siendo la misma. Puedes llegar a tener cien mil y eso no significará diferencia alguna. El deseo continuará siendo el mismo, diez veces mayor, diez veces más.
Las necesidades son simples, pueden colmarse. Tienes hambre y comes; estás sediento y bebes; tienes sueño y te acuestas.
Los deseos son muy arteros y complejos. Te sientes frustrado pero no a causa de las necesidades. Estas frustrados por los deseos. Y los deseos consumen gran parte de tu energía no podrás satisfacer tus necesidades, porque, ¿quién estará ahí para satisfacerlas? te mueves hacia el futuro, piensas en el futuro; tu mente divaga y sueña. ¿Quién está ahí para satisfacer las necesidades corrientes de cada día?; tu no. Y te gustaría seguir hambriento pero poder alcanzar el horizonte: te gustaría posponer las necesidades para que así toda la energía estuviese disponible para los deseos. Pero al final te das cuenta de que el deseo no ha sido colmado, y como se han desatendido las necesidades, acabas no siendo más que una ruina. Y no puede recuperarse el tiempo que se ha perdido; no se puede volver atrás. ("Cuando el calzado es cómodo te olvidas del pie" -OSHO . Pags. 122)
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