"«¡Buen año!, ¡feliz año!» Esto es lo que oímos por todas
partes los primeros días del año. Cada uno, lleno de esperanza,
se dice que todo aquello que desea y que todavía no ha logrado
obtener, quizá
ahora lo consiga... Cada nuevo año aporta una
esperanza, incluso a los más desheredados. En el fondo de ellos
mismos no se hacen demasiadas ilusiones, y sin embargo lo desean,
siempre esperan algo.
Con cada nuevo año renace la esperanza: no podemos dejar de
pensar que algo va a mejorar, que una puerta se abrirá.
Dirás:
«¿Y si nada mejora, si ninguna puerta se abre?» Una puerta, al
menos, se abrirá si piensas que tu también puedes hacer
algo para contribuir a ello. ¿Cómo? Proyéctate con el
pensamiento a ciertas situaciones de tu vida cotidiana,
imagina cómo vas a actuar cada día, con desinterés,
sabiduría y amor.
Trabajando así, ya te preparas unas buenas
condiciones para el futuro. Si eres sincero, perseverantes,
influirás sobre las fuerzas de la naturaleza y las entidades
luminosas del mundo invisible: éstas vendrán a contribuir a la
realización de tus mejores proyectos."
(Omraam M. Aivanhov)