"¡Cuántas de las inquietudes y angustias experimentadas por los
humanos provienen de que tienen la sensación de haber sido
lanzados al mundo como a un desierto en el que se encuentran
solos, perdidos, sin nadie que pueda responder a sus preguntas, a
sus peticiones! En realidad, no, no están solos, y se darán
cuenta de ello el día en que tomen conciencia de que forman
parte de un todo, de que este todo está vivo y que, puesto que
está vivo, pueden tener sin cesar intercambios con él: si
hablan, siempre hay en alguna parte criaturas que les oyen y que
les responden.
Recibimos respuestas sobre todo lo que hacemos, decimos o
preguntamos: confirmación o refutación, aprobación u
oposición. El mundo invisible está continuamente presente ahí,
a nuestro alrededor. Nos mira, nos escucha y siempre nos da
respuestas. Su lenguaje, muy diferente del nuestro, no es fácil
de comprender. Pero nos responde indirectamente bien sea a
través de un ser humano, de un animal, de un fenómeno de la
naturaleza, o de un olor, de un sonido… éstos ignoran, sin
duda, que son
portadores de un mensaje, pero somos nosotros
quienes debemos interpretarlo."
(Omraam M. Aivanhov)