Cada día es una cesta espiritual que llenamos con energía. Podemos llenarla con pensamientos positivos, palabras y acciones, o podemos llenarla con basura.
Si escogemos lo último entonces siempre que necesitemos usar lo que hay en nuestra cesta, sólo tendremos basura como combustible. Por otro lado, si llenamos nuestra cesta con eso que trae Luz a la vida de otros, tendremos una cesta llena de energía positiva para llamarla cuando la necesitemos.