Pero debemos recordar que el Espíritu residente no puede obligarnos a nada, él se limita a insinuar el camino que debemos seguir, porque "ni siquiera Dios puede imponer la salvación a quien no lo desea." 1638 de allí la importancia de que nuestra actitud sea la adecuada para recibir la enseñanza, porque "ningún religionista puede esperar alcanzar el esclarecimiento de la sabiduría inmortal, si persiste en ser perezoso, indolente, débil, holgazán, desvergonzado y egoísta. Pero el que sea considerado, prudente, reflexivo, ferviente y sincero, aun mientras viva en la tierra, podrá alcanzar el esclarecimiento supremo de la paz y la libertad de la sabiduría divina”. 1447
Nuestra sincera y buena disposición para leer el Libro se debe ver reflejada en nuestra vida cotidiana, si después de leer algunas páginas nos sentimos más cerca de Dios, si nuestro deseo de transmutar nuestros defectos en virtudes comienza a apremiarnos...si comenzamos a preocuparnos más de dar que de recibir...si nos sentimos contentos con lo que tenemos... en vez de refunfuñar por que nos falta...si somos capaces de sonreir y de acoger a nuestros semejantes con cariño.. es la señal que el LU está cumpliendo su cometido que no es otro que el ayudarnos a evolucionar espiritualmente.
Es bueno releer a menudo la cita de hoy porque para tener paz y alcanzar la sabiduría divina, no se nos pide nada especial...simplemente que en nuestra vida cotidiana seamos:
considerados, prudentes, reflexivos, fervientes y sinceros... ¿lo somos????
“La evaluación moral con significación religiosa y discernimiento espiritual, connota la elección del individuo entre el bien y el mal, la verdad y el error, lo material y lo espiritual, lo humano y lo divino, el tiempo y la eternidad. La sobrevivencia humana, depende en gran parte de que la voluntad humana se consagre a elegir aquellos valores que este clasificador de valores espirituales, el intérprete y unificador residente haya seleccionado. La experiencia religiosa personal, consiste en dos fases: descubrimiento en la mente humana y revelación por el espíritu divino residente”. 2095
yolanda silva solano