Una vez Jesús con un niñito en sus brazos dijo: “Si no vuelven a ser como niños, no podrán entrar en el reino de los cielos”. Un pequeñín es humilde, confiado, sencillo, sincero, puro, inocente. Sólo así podré entrar en el reino de Dios. ¿Una meta difícil, verdad? Pero te orienta para ir modelando tu mentalidad y para pedir ese don especial. Puedes orar así:
Señor, mi Dios, quiero ser como un niño. A veces no sé bien lo que eso significa, pero me pongo en tus manos, me abandono. Consuélame en mis heridas, anímame en mis cansancios, envíame a los heridos y agobiados, para que yo sea tu ungüento y tu fuerza en medio del mundo necesitado. Francisco Jiménez.
“Como el niño que no sabe dormirse sin asirse a la mano de su madre, así mi corazón viene a ponerse sobre tus manos al caer la tarde. Como el niño que sabe que alguien vela su sueño de inocencia y esperanza, así descansará mi alma segura, sabiendo que eres tú, Señor, quien nos aguarda”. Hermoso himno para concluir el día. El Señor te bendice.