Te presento hoy un poema vibrante de esperanza. Esta virtud busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una firme confianza en Dios y en sus promesas y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza ayuda a llevar una vida plena.
Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la vida.
Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, real acontecer de nueva vida. Amén.
Que en las pruebas y luchas de la vida sepas recordar y repetirte, como el salmista: “Señor, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (S 16). Don Bosco en sus homilías solía recordar a los niños y jovencitos del Oratorio: “No olviden que un rinconcito de Cielo todo lo arregla”. Que tengas un día de mucha paz.