Normalmente encontramos dos clases de personas en la vida: las que siempre esperan lo peor en cualquier situación, y las que imaginan lo mejor y esperan lo positivo.
¿En cuál grupo estás? ¿Con los pesimistas o con los optimistas?
Ojalá seas de aquellos que, cuando se propone algo bueno, comienzan a generar ideas para ver cómo se puede hacer.
En efecto, es desesperante tratar a los que buscan razones y sinrazones para mostrar que algo no se puede hacer.
Que un día lluvioso sea para ti un día diferente y no un día terrible, que veas en cada obstáculo un desafío y no un problema.
Está demostrado que atraemos lo que pensamos. De ahí que si esperas lo peor vas a encontrarlo. Elige concentrarte en lo positivo.
Pobre de ti si en cada heridita ves ya una hinchazón, en cada resfriado una pulmonía y en cada llovizna una tempestad.
Ten presente que el optimista siempre gana, ya que él nunca anticipa dolores ni angustias posibles o probables.
Tú también elige contemplar la cara risueña de la existencia.