"La vida espiritual supone el control de los sentimientos y de los pensamientos. Este control de los sentimientos y de los pensamientos se adquiere más fácilmente si comenzamos por vigilar los gestos que hacemos en la vida cotidiana. De esta manera adquirimos, poco a poco, unas posibilidades psíquicas que nos permitirán después controlar corrientes más poderosas.
¿Dirás que no ves la relación? Y sin embargo existe: hasta que no hayas aprendido a controlarte en los más pequeños detalles de la vida cotidiana, no podrás dominar la cólera, la codicia, el hastío, la sensualidad, el deseo de venganza...
Si ciertas personas prestasen atención solamente a su manera de hablar, se darían cuenta de que no controlan sus manos: las agitan en todos los sentidos, se rascan, tiran de los botones de sus vestidos...
Incluso cuando meditan o escuchan música, son incapaces de mantener las manos perfectamente inmóviles. Empieza pues por aprender a tener tus manos tranquilas. ¿Cómo quieres llegar a controlar unos poderes que te sobrepasan, si ni siquiera puedes controlar tus manos?"
(Omraam M. Aivanhov) |