"Se dice que el ser humano ha sido creado a imagen de Dios. En su esencia es, por tanto, un espíritu puro.
Entonces, ¿por qué viene a encarnarse a la tierra? Para explorar la materia, porque así es como llegará a desarrollar todas las capacidades de su cerebro, que son casi infinitas.
A lo largo de este descenso a la materia, sus cinco sentidos, que son unos intermediarios entre el espíritu y la materia, han adquirido cada vez más importancia. Hasta el punto de que ha acabado perdiendo la conciencia de este mundo del espíritu, del mundo divino, en donde tiene su origen; ha cortado la conexión y ya no siente su presencia, lo que conlleva un gran empobrecimiento, aunque no sea consciente de ello.
Sin embargo, este contacto con la materia seguirá siendo para él una adquisición extraordinaria.
En los proyectos de la Inteligencia cósmica está el de llevar a la criatura humana a la perfección. Ésta debe pasar, por tanto, a través de la opacidad de la materia, pasar por la enfermedad y la muerte.
Hasta el día en que, enriquecida por estas experiencias, vuelva a la verdadera vida, a la luz, a la libertad, y entonces es cuando conocerá plenamente a su Creador."
(Omraam M. Aivanhov)