El Dios del cielo, ve tanto los motivos íntimos del alma, así como vuestras pretensiones exteriores y vuestras manifestaciones de devoción .
Libro de Urantia. Pág. 1826
Con respecto a nuestro trabajo espiritual de evolución, es bueno estar continuamente revisando cuales son nuestras motivaciones, para no hacernos acreedoras al reproche que Jesús hizo a los fariseos:
“Muchos de vosotros estáis aquí como mis amigos, algunos aún como mis discípulos, pero la mayoría persisten en negarse a ver la luz y reconocer la verdad, aún cuando la obra del evangelio se les presenta con gran poder. ¡ Cuán cuidadosamente limpiáis lo de afuera de los vasos y de los platos, mientras que las vasijas del alimento espiritual, están sucias e impuras.! Os aseguráis de presentar una apariencia piadosa y santa ante el pueblo, pero vuestra alma interior está llena de mojigatería, codicia y todo tipo de maldad espiritual. ¿ Acaso no comprendéis hombres necios, que el Dios del cielo, ve tanto los motivos íntimos del alma, así como vuestras pretensiones exteriores y vuestras manifestaciones de devoción .?” 1826
Si hacemos silencio en nuestra alma y revisamos la calidad de nuestras intenciones y de nuestros actos, tal vez tengamos mucho de qué reprocharnos, pero no nos avergoncemos ni desanimemos, porque siempre podemos cambiar...por eso, desde el fondo de nuestro corazón, más bien digámosle al Señor:
Señor, Tú sabes todas las cosas... sabes que te he dejado... que te he ofendido al no saber perdonar... que te he negado tantas veces... al ser intolerante
Sabes que soy frágil, inconstante, pequeño y débil... Que caigo, que no siempre cumplo lo que prometo... que tropiezo a menudo...
Señor, tú sabes todas las cosas... por eso también sabes, que mi corazón te ama y mi alma te añora...
Sabes que a pesar de todas mis miserias te busco... y deseo ser perfecta algún día, como Tú lo eres...
Señor, tú sabes todas las cosas... sabes que te amo y que en tu nombre y por ti, quiero amar a mis hermanos como Tú los amas...y ser vocera de tus enseñanzas...
Continuemos conversando con Jesús, abrámosle nuestro corazón...cada uno a su ritmo y manera... porque Él sabe todas las cosas...
yolanda silva solano
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