- El amor como premisa fundamental que debe mover nuestras vidas; ante todo amor a Dios, nuestro Padre y Creador, y luego amor a los hermanos (al prójimo), cosa que a veces nos resulta difícil de cumplir cuando ante ciertas presencias que no nos son agradables nos olvidamos de ver el rostro de Jesús en ellos, que es la manera más eficaz de poder acercarnos aun a los que no nos quieren o nos rechazan.
- La humildad, que ten hermosamente encarna hoy en el mundo el Papa Francisco, virtud que consiste en abajarse, en hacerse pequeño, en ser servidor de los demás, en saber reconocer nuestras miserias y pecados aunque algunos nos crean buenos y justos. Bien lo dice Jesús: “todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado”.
Reflexionemos, entonces, sobre estas catequesis magistrales de Jesús para centrar nuestra vida y nuestras actitudes en el camino correcto y no dejarnos vencer por egoísmos o tentaciones. Que el Espíritu de Dios nos ilumine para ser un poquito mejores cada día.