Cuando una dificultad seria se te interpuso para alcanzar tus metas, es hora de pensar si vale la pena seguir luchando; si el discernimiento es positivo, no te desanimes, puedes comenzar de nuevo, porque paso tras paso se llega a la cumbre, ladrillo tras ladrillo se edifican los palacios y hachazo tras hachazo se derriban los árboles gigantes.
No importa en qué momento de la vida te cansaste, lo que importa es que siempre es posible y necesario recomenzar. Recomenzar es darse una nueva oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y, lo más importante, creer en ti mismo. ¿Sufriste mucho en este período? Fue aprendizaje. ¿Lloraste mucho? Fue limpieza para tu alma. ¿Sentiste rencor? Fue para poder perdonar. ¿Estuviste solitario en algunos momentos? Es porque cerraste la puerta, incluso para los Ángeles. ¿Creíste que todo se había perdido? Era simplemente el inicio de tu mejora. Ahora es el momento de reiniciar, de pensar en la luz, de encontrar alegría en lo más sencillo.
Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. Entre todas sobresale una que debes valorar, cuidar, entrenar y servirte de ella: la voluntad. El éxito comienza con una voluntad decidida a permanecer firme en la lucha hasta el fin, ése es el gran regalo de Dios. Utilízalo con humildad y prudencia.