Necesitamos cambiar, Señor, danos sabiduría para revisar nuestra vida, nuestro caminar, nuestras opciones y decisiones.
Empapa nuestro corazón con humildad sincera. Que seamos capaces de darnos cuenta que tenemos que cambiar.
Dejar el hombre viejo: el egoísmo que atrapa; el pensar en uno mismo antes que en los demás; el buscar con más afán lo material que el Reino; la falta de confianza; el querer tener seguridades que no son tuyas… ¡Cuánto nos cuesta Señor, ponernos en tus manos!
Cambiar... Cambiar el corazón de piedra que nos hace pasar indiferente ante el que sufre, el que pide… Nos ponemos en tus manos… inúndanos de Evangelio. Transfórmanos desde dentro y danos una nueva oportunidad. Que la oración, la lectura de tu Palabra, los gestos de solidaridad y ayuda, la Eucaristía y la Reconciliación, nos vayan moldeando en el espíritu de las Bienaventuranzas. Que cambiemos para amar más y mejor, en la vida de todos los días…
Ayúdanos. Muestra tu luz y que ella descubra nuestras sombras y oscuridades. Danos un corazón nuevo, que aprenda a sentir con la compasión de Jesús... Danos unos ojos nuevos, que descubran en el presente las semillas del Reino… Danos una manos nuevas, que ayuden a construir estructuras de justicia y de paz...