Si no consigues ser perfecto, hermano/a, por culpa de la vanidad, intenta ser bueno, con todo el corazón, toda tu alma, y todas tus fuerzas.
Si no consigues ser bueno, debido a las tentaciones, mira de ser razonable, con todo el corazón, toda tu alma, y todas tus fuerzas.
Y si no consigues ser perfecto, ni bueno, ni razonable, a causa de tus debilidades, procura, entonces, llevar esta carga delante de Dios, y entrega tu vida a su misericordia.
Si haces esto sin amargura, con humildad, con la jovialidad del Espíritu, movido por la ternura de Dios que ama a todos, incluso a los ingratos y a los malos, entonces empezarás a saber qué es ser razonable, y ser bueno, y querrás ser perfecto.
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