El sol, que nos mira todos los días, nos envía también ondas vivificantes.
Y como es una imagen de Dios, nuestro sol espiritual, debemos ser conscientes de que a través del sol, es Dios quién nos mira. Amar a Dios es presentarse todos los días ante Él para recibir su mirada. "
(Omraam M. Aivanhov)