El mundo necesita ver a Jesús vivir nuevamente en la tierra, en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu.
Libro de Urantia. Pág.2084
Si se me pidiera decir en pocas palabras cual es la diferencia del Libro de Urantia de los otros libros sagrados, me atrevería a decir que es la repetición incansable de enseñarnos que lo único realmente válido, es la experiencia personal motivada por la dirección del Espíritu divino que en nosotros mora, porque mientras la Verdad no se experimenta no es más que un conocimiento más, que no llega a producir cambios individuales, ni menos frutos sociales, porque "la religión es tan sólo un humanismo exaltado, hasta que se la haga divina, mediante el descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios, en la experiencia personal. 2084
Es necesario que el hombre llegue a anhelar la verdad como resultado de las experiencias de la vida, o que desee conocer a Dios como resultado del contacto con la vida de los que han conocido al Padre divino, antes de que otro ser humano pueda actuar como medio para conducir a ese mortal al Padre celestial. "Si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra es vivir de modo tal que el Padre pueda revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios que de ese modo encuentra expresión en nuestra vida1406".
Nosotros no podemos ir por la vida hablando continuamente de la enseñanza, ni queriendo convertir a medio mundo, pero si podemos y debemos, dar testimonio de ella en nuestra vida cotidiana, de manera que sin hablar verbalmente, con el lenguage silente del ejemplo, estemos hablando del Reino de Dios, debemos aprender que "muchas almas pueden ser conducidas mejor a amar al Dios invisible si se les enseña primero con el ejemplo, a amar a sus hermanos a quienes sí pueden ver"1727
Amar a nuestros hermanos es tener caridad, pero esa caridad que no se puede limitar a la ayuda monetaria como se suele creer, porque la caridad verdadera no es Dar, sino DARSE a sí mismo. Es saber escuchar, aprender a empatizar, a ponerme en los zapatos del otro para poder comprenderlo sin juzgarlo. Es darle parte de mi tiempo,de mi atención y de mi cariño, reconociendo en la otra persona a un hijo de Dios, de la misma forma que Dios lo hace, que nos ama con todas nuestras imperfecciones y nos da el tiempo para corregirlas y así ser fuente inspiradora para los que nos rodean.
yolanda silva solano
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