Los humanos tienen una tendencia natural a buscar la facilidad, y esto se manifiesta también en sus relaciones con los demás. El que se analice sinceramente descubrirá que se comporta en función de sus simpatías y sus antipatías, sin preguntarse si estos movimientos espontáneos instintivos, que son la simpatía y la antipatía, pueden ser considerados como buenos criterios de juicio. ¡Cuántas personas sin moral son, a primera vista, más simpáticas que otras personas honestas y virtuosas! Así pues, son frecuentadas las primeras y evitadas las segundas...
Simpatía y antipatía son aspectos del temperamento, y es inútil pedirle a alguien que cambie de temperamento, porque esto es imposible. Pero lo que puede hacer es esforzarse en elevarse a las regiones del alma y del espíritu para dejarse impregnar por los efluvios y las corrientes del amor divino.
Una vez que está habitado por este amor, que no le abandona, ya no se deja guiar por sus atracciones y repulsiones, ve la existencia de otra forma y, cualesquiera que sean sus sentimientos hacia los demás, hace que se beneficien de la luz que él ha recibido de arriba. "
(Omraam M. Aivanhov)
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