Cuando queremos reactivar nuestra motivación, tenemos que examinar lo siguiente:
¿Qué quiero? ¿Qué deseo? ¿Qué valoro? ¿Qué necesito? ¿Con qué disfruto? ¿Qué entiendo?, y sobre todo, ¿Qué amo?
Cuando nos sentamos a reflexionar en las respuestas a estas preguntas, se convierten en la base para activar nuevos entendimientos y tareas, a los que he olvidado prestar la atención adecuada y no he desarrollado adecuadamente. A lo largo de la vida es necesario, de vez en cuando, dar un paso atrás, volverse silencioso y redefinir, reevaluar y experimentar, una y otra vez, aquello que sabemos, o que creemos saber. Es un ejercicio sencillo, que, si se realiza con sinceridad, estimula la novedad en nuestros pensamientos y en nuestra pauta motivacional.
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