si estamos dispuesto a luchar por mejorar,
aún nos queda una salida.
Por oscuros que parezcan los días
y negras se vean las noche,
si queremos claridad,
aún nos queda una salida.
Por hondo y ancho que sea el lago,
estando en medio de éste, si nadamos
con toda nuestra fuerza nos daremos cuenta que
aún nos queda una salida.
Aunque el sol no brille para nosotros
y la luna no quiera iluminarnos con alegría,
seremos felices si hay una luz en nuestro mente
que nos alumbra y nos hace ver que
aún nos queda una salida.
Aunque el amor parezca que se ha olvidado
de nosotros y nadie nos ame de verdad,
si nos amamos con toda nuestra voluntad,
el amor nos sonreirá y sabremos entonces que
aún nos queda una salida.
Por mala que sea nuestra salud física
y lleguemos a pensar que nuestra enfermedad
no tiene cura y que este será nuestro final,
si somos sanos de espíritu y alma, sabremos que
aún nos queda una salida.
Aunque el dolor nos atormente
y el sufrimiento parezca quebrantar nuestra alma,
busquemos fuerza divina, confiemos en Dios, pues
aún nos queda una salida.
Si somos prisioneros por los vicios y/o
por hechos que hemos cometidos,
estamos a tiempo, confiemos en Dios,
Él puede romper nuestras cadenas,
aún nos queda una salida.
Aunque todo el mundo nos de la espalda
y nadie con nosotros quiera andar,
hagamos lo correcto para triunfar,
sigue el camino de Dios, Jesús es tú guía
y al final de todo tú veras que
aún nos queda una salida.