"¡Cuántos accidentes y desgracias sufren los humanos porque no tienen ni idea de los peligros que corren cuando toman ciertas decisiones o cuando se lanzan a ciertas empresas!
Lo hacen tranquilamente, sin ver nada, sin prever nada, y se precipitan directamente hacia las dificultades. Si hubiesen sabido desarrollar su ojo interior, éste les habría advertido, porque este ojo al que se llama a veces el tercer ojo, es como un radar: envía ondas al espacio, y estas ondas, al volver, son capaces de prevenirle sobre los obstáculos o precipicios a evitar.
Si este radar está averiado en la mayoría de la gente, es porque la vida que llevan interfiere las ondas e impide su buen funcionamiento.
Una conciencia alerta nos ayuda a prevenir lo no deseado y a ser más felices.