"Pienso, luego existo" Bajo el nombre de Dios entiendo - decía R. Descartes - una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omipotente. Dios es una cosa que piensa, nosotros somos una creación de Dios. Que yo soy una sustancia cuya esencia o naturaleza toda no es sino pensar. Dios es la única substancia, ella se encuentra en mi.
Y así, este filósofo eterno nos habla acerca de lo que se conoce como la metafísica de Descartes. Pero ¿qué es lo que realmente sucede? Lo que sucede es que nos apartamos del pensamiento creador y dejamos encargados a los sentidos de dirigir nuestra vida con base en las apariencias, en los apegos, en los mal llamados "amores" Esos "amores de un día con que marcamos a las manos frías"
Cuando verdaderamente entramos en la comprensión de que "somos Dioses", que somos hechos a su imagen y semejanza, que somos co creadores con Él, empiezan nuestros problemas a resolverse, empiezan a decantar lo que hemos llamado "las etapas del dolor" y lo que es más importante, y es que de pronto nos damos cuenta que los tales "problemas" nunca existieron, sino que eran como una pesada caja que nos echamos al hombro sin que nadie no los ordenara. Alguna vez estábamos tan cansados, el camino era pedregoso y empinado, casi no podíamos respirar. Así que soltamos la caja y la dejamos al medio del camino, pero cuando avanzamos unos pasos, volteamos, vimos la caja tirada, nos picó la lástima, nos devolvimos y no las echamos al hombro nuevamente.
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