La diferencia entre la maldad y la bondad no consiste en la presencia o ausencia, en la preservación o destrucción de cualquír cosa que está en nosotros, el mal, sino en el correcto o erróneo uso de las facultades que Dios nos dió, y no su uso para los fines que no nos han sido dados.... Todo poder, toda facultad, todo don de nuestra naturaleza nos fue otorgado para el bien. Todo nos fue dado para el servicio de Dios y todo puede ser utilizado para su servicio",
En otras palabras. los elementos que componen nuestra personalidad son apenas fuerzas que podemos utilizar con fmes evolutivos, para el bien. De hecho esto se verifica cuando el verdadero YO, toma el control de su instrumento y lo utiliza para el servicio de la humanidad y los fines espirituales por ellos conocidos.
Nada hay en nosotros de perversos; apenas una actitud errada que nos identifica con el lado ilusorio e irreal de la vida y que, inevitablemente, nos lleva a cometer errores.