7. LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN
La ciencia está sostenida por la razón, la religión por la fe. La fe, aunque no esté basada en la razón, es razonable; aunque independiente de la lógica, está sin embargo alentada por una lógica sólida. La fe no puede ser alimentada ni siquiera por una filosofía ideal; en efecto es, con la ciencia, la fuente misma de dicha filosofía. La fe, el discernimiento religioso humano, tan sólo puede ser instruida en forma segura por la revelación, puede ser seguramente elevada tan sólo por la experiencia mortal personal con la presencia espiritual Ajustadora del Dios que es espíritu.
La verdadera salvación es la técnica de la evolución divina de la mente mortal desde la identificación con la materia, a través de los dominios del vínculo morontial, al elevado estado universal de la correlación espiritual. Así como el instinto intuitivo material precede a la aparición del conocimiento razonado en la evolución terrestre, también la manifestación del discernimiento intuitivo espiritual presagia la aparición posterior de la razón y experiencia morontiales y espirituales en el programa excelso de la evolución celestial, el asunto de transmutar los potenciales del hombre temporal en la actualidad y divinidad del hombre eterno, un finalista en el Paraíso.
Pero a medida que el hombre ascendente se acerca interiormente y hacia el Paraíso buscando la experiencia con Dios, del mismo modo se acercará hacia afuera y hacia el espacio buscando la comprensión energética del cosmos material. La progresión de la ciencia no está limitada a la vida terrestre del hombre. Su experiencia de ascensión en el universo y en el superuniverso será en buena parte el estudio de la transmutación de la energía y de la metamorfosis de la materia. Dios es espíritu, pero Deidad es unidad, y la unidad de la Deidad comprende no sólo los valores espirituales del Padre Universal y del Hijo Eterno sino que también conoce los hechos energéticos del Controlador Universal y de la Isla del Paraíso, mientras que estas dos fases de la realidad universal están perfectamente correlacionadas en las relaciones mentales del Actor Conjunto y unificadas en el nivel finito en la Deidad surgente del Ser Supremo.
La unión de la actitud científica y el discernimiento religioso por la mediación de la filosofía experiencial es parte de la experiencia del hombre en su larga ascensión al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas del discernimiento siempre requerirán la función armonizadora de lógica mental en todos los niveles de la experiencia antes del logro máximo del Supremo.
Pero la lógica jamás podrá conseguir armonizar los hallazgos de la ciencia y los discernimientos de la religión a menos que tanto el aspecto científico como el religioso de una personalidad estén dominados por la verdad, sinceramente deseosos de seguir la verdad adondequiera que los conduzca sin preocuparse por las conclusiones que puedan derivar.
La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del dominio de la verdadera ciencia, la razón puede responder siempre a la lógica genuina; dentro del dominio de la verdadera religión, la fe es siempre lógica desde la base del punto de vista interior, aunque dicha fe pueda parecer sin fundamentos desde el punto de vista interior del planteamiento científico. Desde afuera, mirando hacia adentro, el universo podrá parecer material; desde adentro, mirando hacia afuera, el mismo universo parece totalmente espiritual. La razón nace de la conciencia material, la fe de la conciencia espiritual, pero por la mediación de una filosofía fortalecida por la revelación, la lógica puede confirmar tanto la visión interior como la exterior, realizando de esta manera la estabilización tanto de la ciencia como de la religión. Así, mediante el contacto común con la lógica de la filosofía, tanto la ciencia como la religión se volverán cada vez más tolerantes cada una de la otra, y cada vez menos escépticas.
Lo que tanto la ciencia en desarrollo como la religión necesitan es una mirada más penetrante y una autocrítica sin miedo, una mayor conciencia de la condición incompleta del estado evolucionario. Los maestros tanto de la ciencia como de la religión frecuentemente muestran demasiada autoconfianza y son excesivamente dogmáticos. La ciencia y la religión tan sólo pueden ser autocríticas de sus hechos. En cuanto uno se aleja de la etapa de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente en un consorte de lógica falsa