Acércarte a un río, a un lago, a un bosque, a una montaña, detente un momento y hazles un signo con la mano. A su manera, responderán a tu saludo, y sentirás que algo dentro de ti se armoniza, se ilumina y se libera, simplemente porque has decidido saludar a la naturaleza viviente y a las criaturas que la habitan. Y ahora, recoge una piedra del camino y acaríciala con amor: la entidad que la habita aceptará tu amor, vibrará al unísono contigo, y también te amará.
No basta con decir que la naturaleza está viva, sino que hay que aprender también lo que debes hacer para que esta vida se convierta en una realidad en ti. El día en que sepas mantener una relación consciente con la creación, ya no te sentirás ni solo ni pobre, porque la vida divina vendrá a llenarte con sus bendiciones."