Puede que mi naturaleza humana tienda a enfocarse en límites y dudas, creyendo que algunas situaciones son demasiado difíciles de superar. Sin embargo, también soy un ser espiritual, y el poder divino del Espíritu está disponible para mí en el instante que lo reclamo. Mi fe en lo Divino me insta a ir más allá de mis dudas y a apuntar más alto que mis logros pasados.
Para fortalecer mi fe, contemplo relatos edificantes. La fe de David le permitió vencer al gigante Goliat. La fe de Daniel cerró las fauces de los leones y lo sacó del foso a salvo. Mi fe en el Espíritu me proporciona confianza, valor y guía para lograr todo lo que me corresponde hacer. Porque con Dios, todo es posible