La vanidad es hacer todo lo posble por ocultar una carencia o una realidad no deseable y desgraciadamente ésto es lo que ha hecho la Iglesia durante muchos años con los escándalos sexuales de sus sacerdotes, pero más que el hecho que en sí es abominable, lo que resulta realmente muy difícil de tratar de justificar, es el silencio culpable de autoridades eclesiásticas que por la vanidad de pretender hacer creer que la Iglesia está creciendo en amor y en vocaciones sacerdotales, prefirió callar y ocultar las faltas, sin la más mínima reprobación, ignorando completamente la sentencia de Jesús cuando dijo que "el que escandaliza a un niño, más le valdría que se atase una piedra de molino y se arrojara al mar"1761
Si en su momento la jerarquía hubiese reprobado públicamente estos crímenes a la dignidad de esos niños y jóvenes, se hubiesen podido evitar muchos sufrimientos, pero hasta hoy en día hay quienes se atreven a decir que sólo son chismes para desacreditar el pontificado, pero las grandes y costosas indemnizaciones que la iglesia ha tenido que pagar a las víctimas, no se pagan por un chisme.
El Maestro pidió a su Padre que perdonara a los que lo crucificaban, sin embargo ante la presencia del daño a la inocencia de un niño o de un adolescente no titubea en dar la más fuerte de sus sentencias, lo hace porque sabe que "los individuos identificados con el pecado se destruyen a sí mismos al tornarse completamente irreales por su identificación con la iniquidad . el ser identificado con el pecado a sabiendas se vuelve como si nunca hubiese existido, no hay ninguna resurrección, este destino es perdurable y sempiterno"37
No se trata de estar o no en contra de la iglesia, sino de evaluar sus actuaciones para aprender de ellas y evitar que situaciones similares se vuelvan a repetir, no sólo dentro de las iglesias, sino para llamar la atención para que toda la sociedad tenga en cuenta "que quien escandaliza a un niño, más le valiera no haber nacido" y de esta forma no sólo veamos la paja en ojo ajeno, sino también la viga en el nuestro, pues son muchas las formas en que podemos escandalizar a los niños y la más común es el ejemplo que le damos los mayores.
yolanda silva solano