"Los humanos están tan acaparados por sus intereses y sus preocupaciones personales que no se ponen, de manera espontánea, en la situación de la gente que les rodea o en la de aquéllos con los que se encuentran. De ahí provienen muchos errores, muchas injusticias y crueldades.
Trata pues de estar más atento. Cuando vayas a pronunciarte sobre una persona, pregúntate primero lo que sabes de su situación. Antes de criticarla, de acusarla, durante unos minutos al menos, haz el esfuerzo de ponerte en su lugar: entonces quizá te des cuenta de que, si te encontrases en su situación, te conducirías diez veces peor que ella.
¿No crees que este tema merece reflexión? Haz sobre todo este ejercicio con las personas que te cuesta soportar y a las que estás siempre dispuesto a condenar. Poco a poco su comportamiento te parecerá más comprensible, empezarás a sentir interés por ellas, y hasta quizá una cierta simpatía. De esta manera obtendrás cualidades de discernimiento, de paciencia, de generosidad de las que se beneficiarán, y tu el primero."
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