¿Acaso
no os dáis cuenta de que la esperanza de una nación mejor y de un mundo mejor
están vinculadas con el progreso y el discernimiento moral y espiritual del
hombre?
Libro
de Urantia. Pág.1630
Los
seres humanos estamos siempre prontos a criticar al gobierno de turno y a
esperar que sea él o las iglesias, quienes den soluciones a los males que azotan
a nuestro planeta, pero muy pocas veces nos preguntamos con que derecho exigimos
a otros lo que no somos capaces de hacer. Ninguno de nosotros debería ser un
espectador ante lo que ocurre en el mundo, porque todos pertenecemosa él y somos
responsable de lo que pasa y no sólo en el plano de la globalización o del
mantenimiento ecológico, sino principalmente deberíamos preocuparnos de lo que
le estamos aportando a nuestra Madre tierra y a la noosfera, con nuestros
pensamientos y nuestras actitudes.
Las
leyes, los decretos pueden ser muy buenos, pero de nada sirven si los individuos
no están dispuestos a cumplirlos, no por la fuerza, sino por íntima convicción y
libre albedrío, el cual comienza cuando nos hacemos conscientes de nuestros
instintos, hábitos , emociones y acciones, para lo cual debemos cultivar el
autodominio, porque "el que sepa gobernarse a sí mismo, es más grande que el que
conquista una ciudad, porque él es la medida de la naturaleza moral del hombre y
el indicador de su desarrollo espiritual.1609"
La
masa humana es maleable y fáclmente se vende al mejor postor o al líder más
fuerte, en cambio el individuo que es Persona, tiene su propia personalidad,
sabe lo que desea y hacia donde se dirigen sus pasos, tiene conciencia de sí
mismo y de su compromiso como hijo de Dios en la sociedad en la cual está
inserto, porque es "la habilidad del hombre de trascenderse a sí mismo lo que lo
distingue de los animales" y de la masa humana que actúa también como los
animales que siguen a la jauría.
Dios
ama a todos los hombres por igual, pero su forma de amar es personalizada,
pues "el amor del Padre individualiza absolutamente cada personalidad como un
hijo único del Padre Universal, un hijo sin duplicado en el infinito, una
criatura volitiva irremplazable en toda la eternidad. El amor del Padre
glorifica a cada hijo de Dios, iluminando a cada miembro de la familia
celestial, perfilando agudamente la naturaleza única de cada ser personal frente
a los niveles impersonales que se hallan fuera del círculo fraterno del Padre de
todos. El amor de Dios retrata vivamente el valor trascendente de cada criatura
volitiva, inequívocamente revela el altísimo valor que el Padre Universal ha
colocado sobre todos y cada uno de sus hijos, desde la más elevada personalidad
creadora de estado paradisiaco hasta la personalidad más inferior de dignidad
volitiva entre las tribus de los hombres salvajes en los albores de las especies
humanas, en algún mundo evolutivo del tiempo y el
espacio.139"
Seamos conscientes de nuestra gran responsabilidad
como individualidades y examinemos hasta que punto estamos siendo prisioneros de
las Redes sociales, no olvidemos jamás que la espiritualidad y la evolución es
personal. Muchos nos pueden ayudar, pero la decisiones son sólo nuestras, porque
" las puertas de la eternidad se abren tan sólo en respuesta a la libre elección
de los hijos dotados de libre albedrío, del Dios de libre
albedrío."71
yolanda silva solano