He
aprendido a conformarme con todo, cualquiera sea mi
situación.
Libro
de Urantia. Pág.1330
Es
cierto que ante Dios todos los seres humanos estamos en igualdad de condiciones,
sin embargo no todos somos iguales en cuanto a lo espiritual, pues la salvación
no es gratuita, pues “ante los ojos de Dios sólo existen dos grupos de mortales:
los que desean hacer su voluntad y los que no lo
desean.”1468
No se
trata de actuar bien por obligación o por el miedo al castigo, es preciso que
sinceramente nuestra voluntad esté entregada a hacer la voluntad divina , porque
aún cuando Dios “está en el Paraíso, también en la mente del ser humano” y esta
“presencia espiritual de la divinidad no es caprichosa ni arbitraria; su
variante experiencial es inherente a la dote del libre albedrío de las criaturas
personales. El factor determinante del diferencial de
la presencia espiritual existe en vuestro corazón y mente y consiste en la
manera de vuestra elección, en las decisiones de vuestra mente y en la
determinación de vuestra voluntad.”150
No
basta sabernos hijas o hijos de Dios, es preciso actuar como tal, “aprendiendo a
conformarnos con todo, cualquiera sea nuestra situación”1330 ¿Que gracia tiene
aceptar la voluntad divina cuando todo marcha bien en nuestra vida? Lo
importante es confiar en nuestro Padre y poder decir “mi mañana está totalmente
en manos de El”1436 en vez de rebelarnos y preguntarnos ¿por qué a
mí?
“La identidad mortal es una condición transitoria de
tiempo y vida en el universo; es real sólo en cuanto la personalidad elige
volverse un fenómeno universal permanente. Ésta es la diferencia esencial entre
el hombre y un sistema de energía: el sistema de energía debe continuar, no
tiene elección; pero el hombre es responsable de la determinación de su propio
destino. El Ajustador es verdaderamente el camino al Paraíso, pero el hombre
mismo debe tomar ese camino por su propia decisión, por su elección del libre
albedrío.”1232. “De este modo, el espíritu de la
divinidad se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas de los
reinos.”150
“Es
este mismo poder de elección, la insignia universal de que el hombre es criatura
con libre albedrío, lo que constituye su mayor oportunidad y su suprema
responsabilidad cósmica. De la integridad de la volición humana depende el
destino eterno del finalista futuro; de la sinceridad del libre albedrío mortal
el Ajustador divino depende para su personalidad eterna; de la fidelidad de la
elección mortal depende el Padre Universal para la realización de un nuevo hijo
ascendente; de la constancia y sabiduría de las acciones y decisiones depende el
Ser Supremo para la actualidad de la evolución
experiencial.”1233
Como
podemos ver, cada decisión nuestra, tiene un valor de sobrevivencia eterna que
nos trasciende, porque de ella también saca provecho el Supremo porque somos
desiguales, cada uno tiene su propio ADN físico y también espiritual... pero
todos, formamos un Todo indivisible.
yolanda silva solano