Durante siglos, las iglesias nos
han hecho creer, que la riqueza y la espiritualidad son antagónicas, basándose
en el viejo adagio de que es más difícil que un
camello pase por el ojo de un aguja, a que un rico entre en el Reino de los
cielos. Pero la verdad es que Jesús nunca condenó a los ricos, ni a la riqueza
en sí misma, sino advirtió los peligros que ella puede ocasionar cuando deja de
ser un medio y se convierte en un fin. "Guardaos de la codicia, la vida
del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posea. La felicidad no
viene del poder de la riqueza, ni el gozo surge de ella. La riqueza en sí, no es
una maldición, pero el amor a la riqueza, muchas veces conduce a una devoción
tal por las cosas del mundo, que el alma se enceguece a las realidades
espirituales del reino de Dios en la tierra y al regocijo de la vida eterna en
el cielo.” 1841
No
confundamos entonces la riqueza, con el uso que hagamos de ella, porque la
riqueza bien empleada puede ser una verdadera bendición, no sólo para quien la
posea, sino para todos aquellos que nos rodean y puedan disfrutar de ella,
porque “la fortuna que corresponda a lo
que ganaste con tus propios esfuerzos mentales y físicos, si ha sido hecha con
justicia y equidad, es verdaderamente tuya y ningún hombre podrá negarte el
derecho a conservar y usar tu riqueza, siempre y cuando el ejercicio de este
derecho, no perjudique en modo alguno a tus semejantes. 1465"
Cuando la riqueza deja de ser un medio y se
convierte en un fin, deja de cumplir con su misión de bienestar, no solo para el
que la posea sino para todos sus subordinados con quienes debería compartirla
con equidad y justicia. La riqueza no se puede adquirir ni mantener a costa del
sudor ajeno, porque ella “se debe administrar como guardián prudente y eficaz de
los recursos de una generación, para el beneficio de una generación próxima.”
1462
Dios es la abundancia en todos los sentidos, por tanto una persona
realmente espiritual, que está unida a El y que cumple con las leyes de la
naturaleza, debería tener acceso a los canales de la abundancia, pues un pasar
económico holgado, permite una mejor evolución de nuestro espíritu, porque será
muy difícil, si se es responsable,
dedicarse a meditar con tranquilidad, a sabiendas que falta el dinero para cubrir las necesidades
básicas. Jesús tuvo que trabajar para
sostener a su familia y “eso fue una salvaguarda segura contra la meditación
ociosa, o la complacencia en tendencias místicas.1393"
El,
nos mostró el camino cuando nos dijo:”mientras os dedicáis a la obtención de las
realidades eternas, debéis también disponer para la vida
temporal.”1778
yolanda silva
solano