Podéis engañar a los hombres, pero Dios mira dentro de vuestra
alma.
Libro de Urantia.
Pág.1838
Los hechos externos poco tienen que ver con la
espiritualidad y la ética, si no van acompañados con una acción consecuente a
los actos y esto quedó de manifiesto, cuando Jesús le dijo a los fariseos: “cuán
cuidadosamente limpiáis lo de afuera de los vasos y de los platos, mientras que
las vasijas del alimento espiritual, están sucias e impuras. Os aseguráis de
presentar una apariencia piadosa y santa ante el pueblo, pero vuestra alma está
llena de mojigatería, codicia, extorsión y todo tipo de maldad
espiritual.”1826
“ Las obras de mojigatería no compran el
favor de Dios, las oraciones públicas no expían la falta de fe viviente en el
corazón. Podréis engañar a los hombres con vuestro servicio exterior, pero Dios
mira dentro de vuestra alma. Lo que yo os digo está bien ilustrado por dos
hombres que fueron a orar al templo, el uno un fariseo, y el otro un publicano.
El fariseo estuvo de pie y oró para sí mismo: `Dios, doy gracias porque no soy
como los demás hombres, que son extorsionadores, ignorantes, injustos, adúlteros
o aun como este publicano. Yo ayuno dos veces por semana; doy diezmos de todo lo
que gano'. Pero el publicano, parado a la distancia, ni siquiera se atrevió a
levantar los ojos al cielo, sino que golpeándose el pecho dijo, `Dios, ten
compasión de este pecador'. Yo os digo que el publicano se fue a casa con la
aprobación de Dios, más bien que el fariseo, pues el que se exalta a sí mismo
será humillado, pero el que se humilla será exaltado”1838
La moralidad obedece a cánones impuestos por la
sociedad, en cambio la ética tiene que nacer del corazón, de la convicción
íntima y del deseo ferviente de hacer la voluntad de Dios, porque “
la ética tiene sus cimientos en la
relación del hombre con Dios y sus semejantes, pues “la regla de oro tal como Jesús la enseñó, exige
un activo contacto social; la antigua regla negativa podía ser obedecida en la
soledad. Jesús liberó la moral de todas las reglas y ceremonias y la elevó a
niveles majestuosos de pensamiento espiritual y de vida verdaderamente recta.
Esta nueva religión de Jesús no
carecía completamente de implicaciones prácticas, pero todo valor práctico
político, social o económico que se pueda hallar en sus enseñanzas es una
consecuencia natural de esta experiencia interior del alma tal como se
manifiesta en los frutos del espíritu, en el espontáneo ministerio diario de una
genuina experiencia religiosa personal.”
1585
No olvidemos que podemos engañar a los hombres, pero no a Dios
que “nos juzga por nuestras intenciones sinceras y deseos
íntimos.”1571
yolanda silva solano