Nuestro cuerpo es una estructura que se asemeja a un
enorme edificio en donde los átomos y las moléculas son los ladrillos que lo
forman y que están unidos por campos magnéticos, eléctricos, iónicos etc. Los
cuales generan corrientes de energía, que a su vez se relacionan con los campos
magnéticos de nuestro planeta, tanto los creados por el hombre, como los que son
propios de la naturaleza misma, como el sol o cualquier otra energía
viviente.
Nuestro cerebro, es quien toma la información de
cómo está nuestro cuerpo físico y se la comunica al torrente sanguíneo, creando
en el resto del cuerpo el efecto. Todo tiene una frecuencia vibratoria y
nosotros tomamos esas vibraciones y les damos forma a través de los pensamientos
y los sentidos, porque aun cuando “la mente no es de evolución física, depende
por completo de la capacidad cerebral"670
Esto nos prueba que no
estamos solos y "que en todo el universo, cada unidad se considera parte del
todo"52 y dependiendo cual sea nuestra disposición interna, podremos recibir y
dar las energías que nos permitan unificar nuestro cuerpo de forma tal, que su
funcionamiento sea equilibrado y armonioso, y pueda manifestarse en salud y
vigor, porque la enfermedad es una energía desordenada por el mal funcionamiento
de sus moléculas, que repercutirá sin duda en el orden interno
celular.
Sin embargo debemos tener en cuenta que hay cosas que
escapan a nuestro control mental, porque “obedecen a consecuencias de causas
naturales, como son por ejemplo la vejez y el contagio.”990 que son pruebas que
no podemos eludir, pero sí podemos transmutar en crecimiento espiritual porque “
la oración no es una técnica para curar males reales y orgánicos, pero ha
contribuido enormemente al disfrute de abundante salud y a la cura de numerosos
sufrimientos mentales, emocionales y nerviosos. Aun en el caso de verdaderas
enfermedades bacterianas o hereditarias, la oración muchas veces ha contribuido
a la eficacia de otros procedimientos de curación. La oración ha transformado a
muchos inválidos irritables y quejumbrosos en un ejemplo de paciencia, una
inspiración para todos los demás humanos
sufrientes.”999
yolanda silva
solano