El
Espíritu residente, no está interesado en hacer fácil la carrera del
mortal.
Libro de Urantia. Pág.1192
La mejor manera
de que el sufrimiento no sea algo dañino y nos permita ser felices apesar del
entorno, es haciéndonos conscientes de él, sin rehuirlo sino tratando de
comprender el por qué estamos sufriendo, porque sólo cuando lo comprendemos lo
podemos aceptar en forma positiva, sabiendo que es una energía que podemos
transmutar y usar para nuestro provecho espiritual. La primera lección que debemos aprender respecto al dolor o la
prueba, es que el sufrimiento no es un mal ni una injusticia, porque mientras lo
veamos de esta forma no podremos aprender a transformarlo en algo positivo para
nuestra alma, al tomar conciencia que "el dolor y el
sufrimiento son esenciales para la evolución progresiva.”951 dejamos de verlo
como algo negativo y podemos usarlo en nuestro
provecho.
El sufrimiento
es necesario para nuestra evolución espiritual, porque es en medio de él cuando
el alma refleja lo que verdaderamente siente el corazón, porque no podemos
percibir la verdad, hasta que no la experimentamos con los sentimientos y muchas
verdades no son realmente sentidas si no es en las adversidades.”557 es por lo
mismo, que el Espíritu que en nosotros mora "no está interesado en hacer fácil la carrera mortal, más bien les interesa hacer
vuestra vida razonablemente difícil y áspera para que las decisiones se vean
estimuladas y
multiplicadas.”1192
Sin duda que el
sufrimiento templa nuestro carácter, en los momentos de prueba salen a relucir
energías que no teníamos ni idea de que poseíamos. Es muy cierto el refrán que
dice que de las pruebas "sacamos fuerza de las flaquezas" porque ellas nos hacen
madurar y nos alejan de la rutina diaria que cansa y
agota, nos hace más consciente de nuestras limitaciones y también de nuestras
fuerzas ocultas, lo cual permite conocernos más a nosotros mismos. Nuestro
orgullo se ve disminuído y entonces somos capaces de buscar comprensión y ayuda
en los demás, lo cual nos hace más humanos y más sensibles al dolor ajeno. Somos
capaces de darnos cuenta que "comprender a nuestros hermanos y entender sus
problemas es aprender a amarlos y esto se convierte en una experiencia
sublime.”1431
yolanda silva
solano