La gratitud es un valor, cada
día más escaso en nuestros días, porque el individualismo reinante, nos hace
creer que lo merecemos todo, olvidando que todo lo que somos y tenemos se lo
debemos primero que todo a Dios, porque “el amor del Padre, individualiza a cada
personalidad, como a un hijo único, una criatura irremplazable porque no tiene
duplicado en el infinito.”138 Por tanto, su amor actúa directamente en el
corazón del individuo. independientemente de las acciones o reacciones de los
demás.”1308
Debemos reconocer, que
durante el día olvidamos lo que significa ser hijo de Dios y somos incapaces de
agradecer lo mucho que en forma continua nos da, somos muy buenos para acudir a
El para pedir lo que nos falta, pero pocas veces le agradecemos por el sólo
hecho de estar vivos, de tener cinco sentidos con los cuales, si nuestra
conciencia está despierta podemos disfrutar de un sin número de privilegios, que
podrían hacernos inmensamente felices si los supiéramos emplear en forma
consciente.
En las procesiones
religiosas, vemos a feligreses caminar de rodillas, cargar pesadas cruces y
muchos otros sacrificios... como una manera de agradecer a Dios que les concedió
algo que ellos pidieron en forma especial. Esto es digno de elogio por la fe que
demuestran, pero creo nosotros deberíamos hacer, es continuamente agradecer a
nuestro Padre, lo que por obvio ignoramos y como “la verdad divina, no debe ser
desechada porque el canal de su transmisión se aparentemente humano” 1733 te
invito a que meditemos en la bella y sabia canción de Violeta
Parra:
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio
dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y
en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo
amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y
el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo
hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis
pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos
montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la
vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando
miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha
dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo
dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de
ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.
El agradecer a Dios lo que tenemos, nos induce a
compartirlo con los que nos rodean, colaborando así a un mundo
mejor.