Jesús era todo lo que enseñaba. Lo que sus discípulos no
conseguían obtener de sus instrucciones verbales, paulatinamente lo adquirían
viviendo con El.”
Libro de Urantia. Pág.1584
Una
cita golpeadora, como para echar las barbas en remojo y preguntarnos: ¿lo que yo
trato de transmitir con mi verbo escrito o hablado, está reflejado en mi vida
común y corriente? ???? En lo personal, la interrogante me deja sin
aliento...
Hablo de
fraternidad, pero ¿soy capaz realmente de olvidar una ofensa sin sentir ni un
asomo de rencor? ¿Estoy dispuesta a devolver el mal con el bien?
Me perocupa el
bienestar económico de mi familia, pero ¿tengo la misma preocupación por lo que
les ocurre emocionalmente, de sus deseos, de sus fustraciones...?
La justicia me
parece urgente en la sociedad en que vivimos, pero ¿soy verdaderamente justa en
mi trato con los que me sirven.? ¿En forma concreta, que estoy haciendo para
aliviar aunque sea un poquito sus necesidades monetarias y emocionales.?
Quiero expandir
las enseñanzas de Jesús, pero ¿”entrego el alimento espiritual en forma
viviente, atractiva y adecuada a la capacidad receptiva de cada uno de mis
hermanos.”1474 o ¿prefiero demostrar mi erudición acerca del LU?
Anhelo la paz
del mundo, pero ¿mi estado anímico más habitual, es el de armonía y paz? Nadie
puede dar lo que no tiene...
Si
nuestra vida fuese la mitad de lo que decimos creer, ¡el mundo no podría ser lo
que es.! por eso en especial en estos días, los invito a reflexionar... no en lo
que decimos o escribimos, sino en lo que realmente SOMOS Y HACEMOS.