La criatura
perfecta, carece del sentimiento de culpa por el pasado, porque de sus errores
ya se arrepintió y ha sabido pedir perdón por el mal causado, aun cuando lo haya
hecho en forma inconsciente. Tiene la fuerza interior para aprender de sus
errores y la voluntad para no tropezar de nuevo con la misma piedra , sabe que
“lo que lleguemos a ser día tras día, es infinitamente más importante que lo
somos hoy y que sólo los que se enfrentan con los hechos y los adaptan a los
ideales, pueden llegar a la sabiduría” 1779.
Desconoce el
rencor, porque sabe que nadie puede herirlo, si él no lo permite y si algún hermano lo ofende, lo perdona de
inmediato, como si la ofensa nunca hubiese existido, porque sabe muy bien, que
sólo en la medida que él perdone, será perdonado por Dios y podrá “disponer
personalmente de ese perdón, mediante el acto de perdonar a sus semejantes.
Cuando perdona a su hermano en la carne, crea de esa manera en su alma, la
capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por sus pecados”
1861.
No se preocupa por
el futuro, vive plenamente el presente, porque sabe que es el único momento, que
en verdad le pertenece y es en él, donde forja su propio destino, porque como
nos dijo Jesús, a cada día le basta su propio afán. “Ha aprendido a contentarse
con todo, cualquiera sea su situación” 1336, “porque su mañana está totalmente
en las manos de su Padre de los cielos” 1436 y declara que “es su voluntad, que
se haga la voluntad de Dios” 1303.
Disfruta
plenamente lo que la vida le ofrece y transmuta mentalmente lo negativo en positivo, porque
“una felicidad en crecimiento constante es siempre la experiencia de todos los
que están seguros de Dios.”1766 Está agradecido con lo que tiene y vive en la búsqueda
de una constante evolución espiritual, buscando a Dios, no fuera sino dentro de
él, porque sabe “que el cuerpo físico es el templo de Dios”26.
Lo acompañan
siempre, la alegría para vivir intensamente la vida y la empatía, para poder
conocer y amar a sus semejantes, porque está consciente “que conocer a sus
hermanos, entender sus problemas y saber amarlos es la suprema experiencia de la
vida, porque es la única que nos permite vivir en el Reino de Dios”
1431.
Dan ganas de llegar a ser perfectos
¿verdad? ¡Si lo fuésemos la vida sería tan hermosa...!
yolanda silva solano yosis282@gmail.com