En lo personal me gusta más el término compartir que enseñar,
porque este último pareciera que nos pone un escalón más alto que nuestro
interlocutor , que es precisamente lo que Jesús nos aconseja no hacer, porque la
mejor manera de llegar a los demás, es teniendo la empatía necesaria para pensar
en lo que la persona necesita escuchar, más que en lo que a nosotros nos
gustaría decir. Con esta actitud estamos renunciando a nuestro ego que con
demasiada frecuencia mete la cola cuando queremos transmitir la enseñanza y se
nos olvida que “no es nuestro el reino, pues sólo somos sus
embajadores.”
Tomemos como ejemplo a Jesús, a cada uno le
hablaba de manera que pudiera comprender. "Al molinero le enseñó cómo moler el
grano de la verdad en el molino de la experiencia viva, para que las cosas
difíciles de la vida divina, resultaran fácilmente aceptables aun entre los más
débiles de nuestros semejantes. Jesús dijo: «Da la leche de la verdad a los que
son niños en percepción espiritual. En tu ministerio viviente y amoroso sirve
alimento espiritual, en forma atractiva y adecuada a la capacidad receptiva de
cada uno de los que te pregunten. “1474
Según
mi propia experiencia, muchas veces en vez de atraer a nuevos lectores al LU los
alejamos, al pretender que lean y comprendan su Prólogo, el cual si somos
honrados, ni nosotros podemos hacer, porque nuestra mente finita no tiene el
alcance para hacerlo y de ésto está consciente el Consejero Divino de Orvotón
cuando nos comparte sus vivencias con nosotros: “vosotros no debéis desalentaros
si muchas cosas, no os resultan totalmente claras, porque ni aun para las altas
Personalidades que pertecen a mi grupo de seres del Paraíso lo
son.”32
“La más esclarecedora y espiritualmente edificante de
todas las revelaciones de la naturaleza divina ha de hallarse en la comprensión
de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de que
alcanzara plena conciencia de la divinidad.”33
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